Abbott, Alison, & Nature Magazine, “Discovery of Mexican Skeleton Connects Siberian Ancestors to Native Americans”, Scientific American, 15 de mayo de 2014.
Acosta, Joseph de, Historia natural y moral de las Indias, FCE, México,1962.
Alvarado Tezozómoc, Fernando, Crónica mexicáyotl, traducción del náhuatl de Adrián León, IIH, UNAM, México, 3a. ed., 1998 [UNAM/INAH: 1949, 2021].
Hace miles de años, grupos humanos nómadas que poblaron el Valle de Tehuacán perpetuaron sus visiones del mundo en cuatro abrigos rocosos –denominados Tinaja I, II, III y IV– que, este 2025, fueron dados a conocer en medios de comunicación. En agosto, el sitio de arte rupestre fue registrado y dictaminado como auténtico por el Instituto Nacional de Antropología e Historia.
Las excavaciones realizadas en el recinto sagrado de Tenochtitlan han permitido recuperar una vasta cantidad de ofrendas depositadas por los mexicas con el propósito de comunicarse con sus dioses. Entre los materiales hallados destacan los artefactos de madera, algunos en excelente estado de conservación, cuyas formas y restos de decoración ofrecen valiosas pistas para profundizar en el pensamiento religioso de los antiguos nahuas.
La arquitectura de tierra de Paquimé tiene sus orígenes en las tradiciones constructivas de los pueblos de la cultura Mimbres. Las interpretaciones arqueológicas sobre la introducción de nuevos elementos de cultura material –como la cerámica, la arquitectura o ciertas prácticas religiosas– se consideran factores que impulsaron el desarrollo de diversas sociedades.
El pasado abril (2025) reabrió sus puertas el Museo Arqueológico de la Costa Grande (Macogra), en Zihuatanejo, Guerrero. En la región de la Costa Grande del estado de Guerrero floreció la cultura cuitlateca (grupo lingüístico yutoazteca que significa “los guardianes del excremento divino”), cuyo territorio, conocido como Cuitlatecapan, abarcó lo que hoy comprendemos como la Costa Grande, la Sierra y la Tierra Caliente, y cuya principal sede religiosa fue el asentamiento de Xihuacán.
En 1999 se inició la investigación con el proyecto “Entre la Costa y el Altiplano. Tres mil años de sociedad y cultura en el valle de Maltrata”, proyecto interdisciplinario coordinado por el Dr. Carlos Serrano Sánchez, del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM, y en el cual el área de arqueología fue dirigida por Yamile Lira López, del Instituto de Antropología de la Universidad Veracruzana.
Existe la muy extendida y equivocada creencia de que lo que ahora conocemos como pozole es el mismo platillo que, en Tenochtitlan, se consumía durante las fiestas de la veintena de tlacaxipehualiztli. En uno de los rituales de ese mes se sacrificaban cautivos cuyos restos mortales, con excepción del muslo, que correspondía al tlatoani, eran preparados en un caldo de maíz que era compartido con los parientes y conocidos de quien había ofrecido al sacrificado.
Carlos Viramontes Anzures y Jesús E. Medina Villalobos
A principios de 2023, integrantes de la Asociación de Espeleólogos de Querétaro realizaron el hallazgo de un extraordinario conjunto de artefactos prehispánicos de madera: un átlatl (también conocido como propulsor, lanzadardos o tiradera), acompañado de un par de dardos y dos posibles lanzas dentro de una pequeña galería al interior de la Cueva del Tesoro, en el semidesierto queretano.
El fuego no sólo era indispensable para las actividades domésticas y artesanales. También cumplía un papel clave en los rituales asociados a la consagración y el abandono de espacios, así como en ceremonias religiosas y funerarias. Las cenizas y carbones encontrados en pisos de edificios, ofrendas, nichos, tumbas y cuevas dan testimonio de estos fuegos rituales.
Los orígenes de la Danza de Concheros o Danza Azteca, que en Tetelcingo se conoce como Danza de los Apaches, se sitúa, según Moedano (1972), en la legendaria batalla de Sangremal que tuvo lugar cerca del actual Querétaro.
Desde Editorial Raíces ponemos al alcance del público una selección especial de números dedicados a los códices (prehispánicos y coloniales), testigos de la memoria de las culturas antiguas.
Carmen Cristina Adriano Morán y Emily McClung de Tapia
El estudio de la madera carbonizada (llamado antracología) aporta datos para conocer los principales componentes de la vegetación arbórea-arbustiva que rodeaba a los asentamientos prehispánicos.
La madera, también llamada leño o xilema secundario, en sentido estrictamente biológico constituye el componente principal de los árboles y está conformada mayoritariamente por celulosa y lignina.
Se trata de la planta cultivada más antigua de México, las primeras evidencias datan de hace unos 10,000 años. En estos tiempos la calabaza es uno de los componentes destacados de la gastronomía mexicana.
En el área maya se encuentran diferentes áreas naturales, con sus respectivas flora y fauna, así como un sinnúmero de sitios arqueológicos que, si bien comparten muchos rasgos, muestran una notable variedad en distintos aspectos, producto de la extensa temporalidad de su desarrollo. La región se divide en dos áreas: las Tierras Altas (Guatemala y Chiapas), y las Tierras Bajas, que a su vez se subdivide en dos zonas: la del sur, donde hay abundante agua por sus ríos, lagos y lagunas, y la del norte (en la península de Yucatán), con sus cenotes, única fuente de abastecimiento de agua.