Gonzalo Guerrero entre los mayas

Gabriela Solís Robleda

De la figura del náufrago español Gonzalo Guerrero sólo han trascendido sus respuestas negativas a los requerimientos de Hernán Cortés y del conquistador de Yucatán. Francisco de Montejo, para unirse a las expediciones militares españolas que intentaban lograr la sujeción de las tierras recién descubiertas, Por estas negativas. Guerrero ha transitado los extremos que van de la traición al heroísmo en la historiografía mexicana. Desde los primeros años de la Colonia se difundió la idea de que los mayas se defendieron tan encarnizadamente gracias a la participación de un español en sus filas. Por ello, Antonio de Solís, historiador del siglo XVII, juzgaba con dureza a Guerrero, lo consideraba  ejemplo de maldad y decía que sólo lo mencionaba porque no “dejan de tener su enseñanza estas miserias a que está sujeta nuestra naturaleza”. Pero la misma actitud de rechazo a participar en las empresas de conquista va a dar pie, cuando es revalorada la idea de la mezcla racial como fundamento de la nación, para encumbrar a Guerrero como el padre del mestizaje y un héroe en la defensa de los indios.

Ni hereje traidor ni defensor de los indios

El texto del franciscano Joseph de San Buenaventura, Historias de la Conquista del Mayab, escrito en 1725, nos da una imagen de Guerrero que no concuerda con las que la historiografía nos ha brindado: ni hereje traidor, ni defensor de los indios. Fray Buenaventura le da voz a un Guerrero cristiano que se “acomoda” a vivir entre los indios. pero no reniega de su religión sino que trata de convencer a los naturales de la inutilidad de resistirse a la penetración española. Acepta haber explicado a los mayas la manera de hacer la guerra y a utilizar las armas españolas, pero alega que esto lo hizo con el objeto de que comprendieran que era imposible la resistencia, En cuanto a los términos de las respuestas que Guerrero envió a Cortés y a Montejo, concuerdan con los referidos en este texto, pero existe discrepancia en la intención que se les adjudica. Dice Guerrero que cuando vio a los enviados de Cortés:

“tomóme de mucha envidia mirando yo la bizarría y la arrogancia de entrambos dos caballeros, que tenían cubierta la cabeza con casco de almete de acero bien repujado a la castellana y espaldares y petos de acero bien bruñido y grebas en los brazos y en las sus  piernas y sobre botas altas y una espada de tizona de cazola que cuelga de la bandolera cruzada... Y díjeme yo paro mí que así vistiérame yo estando bajo las armas... y los vide partir con lágrimas de mis ojos y muy corrido de pena y de mayor vergüenza Y vine a la casa y me escondí a llorar en mis estancias”.

Un náufrago feliz

Pero si en esta historia no tenemos a un Guerrero hereje, ni traidor a su patria, ni capitán de guerra a favor de los indios. en cambio encontramos un Guerrero integrado totalmente a la sociedad maya en un proceso que ahora llamamos de “aculturación”. El grado de integración de Guerrero se hace evidente cuando comparte la reacción de los mayas ante la actitud irrespetuosa de los enviados de Cortés, pues:

“pareció extraño a las estas gentes que el aquel caballero vociferara tan fuerte adelante de la la casa del halach uinic sin respeto alguno, y yo de esto me percato pues que también a mí me cohibió la grande voz de don Conrado de Arias Maldonado”.

En esta relación, Guerrero da cuenta de su lugar y fecha de nacimiento, los nombres de sus padres y de sus cuatro hermanos, su matrimonio en Chetumal y los nacimientos de sus hijos. De su familia en España y de la maya hace varias alusiones del siguiente tenor:

“Que en nada supe yo más de ellos, de que yo fuime del seno de la  de la mi familia y que de aquesto tengo yo mucho pesar y mayor cuidado. Que pídole a Dios nuestro señor guarde sus vidas, que ya la mía, la tiene muy bien guardada aquí en el Chetumal, que en nada paso mala yo la mi vida y si que de mucha felicidad con la mi mujer y mis hijos y agrádame mucho que sírvenles muy bien los servidores que tienen de toda sumisión para ellos.”

Sin embargo, más allá de los dalos biográicos, la información relevante que contiene el relato de Guerrero, es la referida a la sociedad maya con la que convivió. Bosqueja una sociedad compleja, la cual muy pronto se percata de que la imposición de la nueva religión estaría asociada con una situación de sometimiento en lodos los órdenes. De la curiosidad inicial por conocer el significado del cristianismo, se pasa al temor y luego al rechazo total ante las noticias ominosas que llegaban de las zonas que caían en manos de los ejércitos españoles.

 

Gabriela Solís Robleda. Investigadora de la Universidad Autónoma de Yucatán.

Solís Robleda, Gabriela, “Gonzalo Guerrero entre los mayas”, Arqueología Mexicana, núm. 11, pp. 62-66.

 

Texto completo en la edición impresa. Si desea adquirir un ejemplar:

https://raices.com.mx/tienda/revistas-arquitectura-del-mundo-maya-AM011