Pintura de los guerreros
Otro elemento que muestra el vínculo del centro ceremonial con los guerreros es una pintura encontrada en el edificio conocido como tzinancalli o Estructura III, de la que se cuenta con una copia facsimilar.
Representa una procesión de tres guerreros que caminan sobre un cuauhtlocelopetlatl (estera o petate de águilas y jaguares). Gracias a que los artistas plásticos mexicas fueron muy rigurosos en los detalles, es plausible interpretar una escena que refleja la jerarquía militar y la transformación de un joven novato hasta convertirse en guerrero de alto rango.
Por las fuentes históricas se sabe que las insignias y la vestimenta variaban con la jerarquía y ésta dependía del desempeño de los guerreros en el campo de batalla. La primera vez que un joven participaba en una guerra sólo vestía una túnica blanca de fibra de maguey y no podía vestir ropa de algodón, mucho menos prendas decoradas, hasta obtener su primer prisionero. Así, el vestuario, el arreglo del pelo, el uso de ornamentos y armas, así como el derecho al consumo de ciertas comidas y bebidas, se adquirían por mérito, por su desempeño en las batallas y, sobre todo, por el número de cautivos asegurados en el combate.
En suma, la pintura muestra personajes en rango jerárquico de izquierda a derecha. Tanto la talla de los individuos como el atuendo manifiestan la evolución hacia un nivel más alto en la escala militar.
Imagen: Reproducción de la pintura de los guerreros. Tzinancalli (“la casa donde se quema”), Malinalco, Estado de México. Reprografía: Tomada de García Payón, 1974, Archivo de Beatriz Zúñiga; Foto: Clara Chávez / Visionesxcitlalli.
Beatriz Zúñiga Bárcenas. Arqueóloga por la ENAH. Maestra en diseño para la rehabilitación, recuperación y conservación del patrimonio construido de la UAM-a. Investigadora del Centro INAH Estado de México.
Esta publicación puede ser citada completa o en partes, siempre y cuando se consigne la fuente de la forma siguiente:
Zúñiga Bárcenas, Beatriz, “Malinalco en la época prehispánica”, Arqueología Mexicana, núm. 178, pp. 38-43.
