Dos maneras de representar la sangre

Juan José Batalla Rosado

Finalmente, debemos señalar que el color azul y rojo del agua y sangre precolombinas es plano, con lo cual nunca impregnan los objetos de los que manan o los que tocan, no se funden con ellos y sus límites son claros y precisos. De este modo, hay ejemplos donde aparece pintado un líquido de color azul donde por el contexto sabemos que debe tratarse de sangre, como es el caso del cuauhxicalli lleno de corazones plasmado en la trecena 20 del Códice Borbónico (fig. 1a) pues, al contrario de otros ejemplos presentes en este documento (fig. 1b), el agua que sale del mismo sustituye a la sangre. Por ello, Ch. E. Dibble (1960, p. 133) opinaba que “el que un arroyo de agua represente a la sangre es una figura de metonimia”.

Por su parte, el modelo occidental de la sangre en los códices coloniales es totalmente distinto al prehispánico, diferenciándose claramente del agua. El “líquido precioso” rojo mana sin límite alguno, se expande por la escena y mancha todo lo que toca. La teatralidad y el dramatismo quedan patentes fluyendo en grandes goterones. Así, el observador comprende lo representado. De ahí que este cambio de representación sea debido con toda seguridad a los occidentales, forzando este tipo para poder entender visualmente estos nuevos códices. La prueba de ello la tenemos en el Códice Tudela o Códice del Museo de América (mitad del siglo XVI) donde los o las tlacuiloque plasmaron la sangre de estilo prehispánico (pastosa y acotada por una línea de contorno) “obligándoles” a su corrección con la adición del nuevo diseño.

Así, por ejemplo, en el folio 76r (fig. 2), que muestra el baño en sangre de Mictlantecuhtli, inicialmente pintaron sólo la sangre de diseño prehispánico en las manos y jícaras de los dos sacerdotes que se acercan a la deidad. No obstante, alguien “obligó” a añadir a posteriori el estilo occidental para mostrar la supuesta “brutalidad” de la escena, manchándola totalmente mediante la que cae de la escudilla que vuelca un tercer personaje, donde no la habían plasmado por no ser necesario pues, con el diseño indígena tradicional, la imagen se comprendía sin ese añadido tan exagerado.

Imagen: Figs. 1a y 1b, Códice Borbónico, páginas 20 (a) y 18 (b). Fig. 3. Códice Tudela, f. 76r. Fotos: Biblioteca Nacional de Antropología e Historia.

Juan José Batalla Rosado. Doctor en historia de América, subsección de antropología americana. Especialista en códices mesoamericanos y arte indígena prehispánico. Profesor de la Universidad Complutense de Madrid, España.

Esta publicación puede ser citada completa o en partes, siempre y cuando se consigne la fuente de la forma siguiente:

Batalla Rosado, Juan José, “La representación iconográfica prehispánica de la sangre en los códices del Grupo Borgia”, Arqueología Mexicana, , núm. 185, p. 32-37.