El inicio del pajko

Diego Ballesteros Rosales

La fiesta de San Juan Bautista

Idealmente, la formación de los bandos obedece al patrón de asentamiento del pueblo, esto es, respetando la división marcada por una línea imaginaria que va de norte a sur, que distingue una fracción “de arriba” de una “de abajo” . También se activan redes de reciprocidad que se extienden sobre el territorio yaqui, de manera que a la ramada de los azules llega gente de los pueblos orientales, mientras que a la de los colorados llega gente del poniente 

El día 23 por la tarde, el inicio del pajko se anuncia en la ramada de los moros con el son del toro y con la aparición de la efigie de un bovino. Enseguida, los pajko’olam pasan a imitar al animal; bufando y rascando la tierra con sus manos, transforman la ramada en un ruedo. En adelante, el cuidado del toro se vuelve su responsabilidad, pues es su santo, y cualquier infortunio que llegase a sufrir tendría consecuencias desastrosas para la humanidad.

La fiesta se desenvuelve en las dos ramadas hasta la madrugada del 24, cuando reciben el alba con cantos y después van al río para ser bautizados por los pajko’olam. Posteriormente, dos danzantes de venado (uno por cada ramada-rumbo) emprenden una carrera hacia el templo, entrecruzándose y reflejando sus movimientos en el camino, creando una imagen especular. Detrás de ellos van los santos, quienes, después de ser presentados en la iglesia, son trasladados hacia las ramadas contrarias. Así, el San Juan adulto comienza su onomástico entre los colorados y el niño entre los azules.

Por la tarde se llevan a cabo dos competencias en cada ramada. Una de ellas es la pelea del gallo, que consiste en asestar tres golpes a un contrincante con el pernil del ave recién sacrificada; ésta sucede simultáneamente en ambos rumbos. La otra tiene lugar cuando el Sol está por ocultar- se, primero en el oriente y después en el poniente. Varios jinetes se alternan para pasar a galope e intentar desenterrar con la mano un gallo que asoma su cabeza en la superficie y que en su pata tiene atado un paño con dinero. Sobra decir que con la obtención del botín muere el ave solar, de manera que su deceso coincide con el crepúsculo. El día concluye con una procesión, después de la cual cada santo es regresado a su ramada original: el San Juan adulto al oriente, el niño, al poniente.

Imagen: Pajko en Vícam Pueblo, Sonora.  La aparición del toro en el poniente es el inicio oficial del pajko. Luego el pajko’ola se transforma en el toro, 2019. Fotos: Diego Ballesteros.

Diego Ballesteros Rosales. Etnólogo por la ENAH, interesado en el estudio de mitología y ritualidad en el Noroccidente de México.

Esta publicación puede ser citada completa o en partes, siempre y cuando se consigne la fuente de la forma siguiente:

Ballesteros Rosales, Diego, “La doble imagen de San Juan Bautista entre los yaquis de Sonora”, Arqueología Mexicana, núm. 181, pp. 65-69.